Proyecto Ambulante.- Ayer fue encontrado el cadáber del hijo mayor de Humberto Moreira, ex goberador de Coahuila. De 25 años y con perspectivas de crecimiento al interior del PRI, José Eduardo Moreira Rodríguez fue ejecutado presuntamente por zetas al norte del estado fronterizo. El prófugo de la justicia Humberto Moreira incluso reapareció en público para una misa en honor de su hijo.
Si bien la muerte de cualquier persona en el contexto de violencia que vivie México desde hace varios años es lamentable, llama la atención que el asesinato de esta persona haya despertado la más enérgica de las respuestas de los tres niveles de gobierno; el gabinete de seguridad del estado se encuentra en sesión permanente e incluso Peña Nieto y Calderón se reunieron por el tema de seguridad.
Se ha pedido no lucrar política ni mediáticamente con este homicidio, pero no podemos sino preguntarnos porqué la muerte del hijo de un político de las altas esferas priístas despierta más interés en las autoridades que los miles de muertos anónimos durante esta absurda guerra contra el narcotráfico, así como los desaparecidos, desplazados, vidudas, huérfanos y mutilados sin nombre.
Tampoco podemos evitar recordar las aseveraciones de Calderón y otros funcionarios de seguridad cuando hablan de “daños colaterales” y cuando aseguran que todos los muertos son criminales (cucarachas que merecen ser aplastadas parafraseando a Calderón). ¿Por qué no se cuestionan los vínculos de la familia Moreira con el crímen organizado?
Sin duda que este caso debería ser tratado con la mayor seriedad y contundencia de parte de las autoridades; pero también cualquier muerte de cualquier otro mexicano…al que simplemente se le arroja a la fosa común de las estadísticas.
El dolor de los Moreira no es diferente que las otras 60 mil familias desgarradas… http://impunemex.com/
Revista Nomada 